sábado, 22 de agosto de 2015

¡Pero qué difícil!

Sí, muy difícil me ha resultado esta selección de fotos... En total, eran demasiadas y había muchas que hubiese querido mostrar, pero debí limitarme y priorizar. A pesar de todo, siguen siendo varias, así que espero estén dispuestos a tomarse unos minutos para disfrutar conmigo este viaje y descubrir los encantos del Canal du Midi... ¿Listos? Entonces, allá vamos...


Primero, quisiera presentarles a la "casa-barco" que nos hospedó durante aquella semana. Éramos diez personas (nosotros cuatro, mi suegra, una tía de mi esposo, su hermano con su mujer y sus dos hijas) y la idea era recorrer casi 80 kilómetros de Toulouse a Carcassonne, haciendo el mismo recorrido de vuelta.


Gracias a Dios, contamos con un clima ideal que nos permitió navegar con comodidad. Salvo el último día en que cayó una ligera llovizna, disfrutamos de un sol radiante y de un calor que, por momentos, resultó abrasador.

 
El distintivo del barco fue nuestra bandera pirata:-)... pero no se asusten, que de piratas nada. Al contrario, hicimos amigos por el camino y fuimos señalados más de una vez por niños que encontraron divertidísima la ocurrencia:-)
 
 
¿Alguna vez vieron una esclusa? Miren, aquí tienen una: puerta, agua, barco y puerta. En ocasiones, se hallan en lugares sin mayor atractivo, pero en otras, dan la oportunidad de recrearse con el paisaje o con un pueblo pintoresco.
 
 
Este trío de gansos pertenecía a uno de ellos, en el que decidimos echar amarras y pasar la noche. Cada vez que lo hacíamos, teníamos la posibilidad de abastecernos de agua y de electricidad, además de hacer compras y de dar un corto paseo por el lugar.
 
 
Durante el viaje, nos encontramos con embarcaciones de todo tipo; para dos, seis o diez personas y hasta turísticas como ésta que, a pesar de llegar después, tenían prioridad y había que cederles el paso.
 
 

Aquí están mi cuñado y su novia en acción, preparando las amarras del barco para fijarlo al borde de la esclusa...
 
 
... antes de que ésta se llenara de agua (yo estaba en la popa, ocupándome de lo mismo). Es un proceso lento, que requiere coordinación y algo de práctica, pero que encontré súper entretenido, a pesar del esfuerzo que me demandó.
 
 
Transcurridos varios minutos y ya llena la esclusa (o vaciada, dependiendo de la altura del canal), se abría la puerta que ven aquí y teníamos luz verde para continuar el viaje.


El "capitán" oficial fue Guido, mi esposo, que de vez en cuando les cedió el puesto a mis hijos, bajo la debida supervisión:-)

 
Ésta es una imagen típica del canal, con árboles a ambos lados, algunos barcos en la orilla, familias de patos silvestres y uno que otro animal refrescándose en sus aguas (de éstos también tengo fotos, pero... no podía ponerlas todas, ¿no?:-))...


... y ésta es la imagen típica de un puerto, a veces con cafés y restaurantes en sus orillas. Quien llegaba temprano, tenía más posibilidades de encontrar espacio para atracar. Sino, había que seguir camino y hacerlo en cualquier parte tranquila del canal, ya que entre las 6:00 y las 7:00 de la noche, las esclusas quedan inoperativas y no hay manera de cruzarlas.
 
 
Algo que me encantó fue este paisaje que se repitió a lo largo del trayecto: imágenes rurales y campos repletos de girasoles... ¿No les parece lindo?


Esta foto no requiere explicación, ¿o sí? Simplemente y dado que fui yo quien tomó tooooodas las anteriores y las que vienen después, le pedí a mi hija que me hiciera el favor. La novia de mi cuñado también tomó un par pero, hasta que la vuelva a ver para pedirle una copia (vive en Munich), va a pasar un buen tiempo. En fin, aquí tienen ésta para que no se olviden de mí:-))


Algunos puentes también forman parte del canal. Los hay antiguos y más modernos, anchos y estrechos y tuvimos que estar atentos para poder calcular nuestra posición y pasar por debajo sin contratiempos.


He aquí una imagen de otro simpático puerto. Como ven, no había mucho espacio, pero felizmente, encontramos un huequito libre que aprovechamos para hacer una pausa y almorzar.


Bueno, éste fue pues, el último y más esperado destino del viaje: la ciudad fortificada de Carcassonne. La verdad es que nunca había visto algo así: tres kilómetros de muralla alrededor de calles empedradas, barrios de artesanos, un castillo medieval y una basílica preciosa... Realmente impresionante.


La que ven aquí es la parte "moderna" de la ciudad (más conocida como "ciudad baja"), ubicada fuera de la muralla. Por estas calles fue que dimos un paseo antes de ingresar a la zona amurallada...


... Alterna restaurantes, tiendas de souvenirs y cafés con viviendas privadas, además de brindar una vista parcial de la estructura medieval.


Aquel día, el calor estuvo fuerte, así que tras una larga caminata, algunas compras y la infaltable toma de fotos, hicimos una parada en esta "Creperie" para descansar y refrescarnos con una bebida fría.


Ya más relajados y habiéndole hecho frente al calor, nos preparamos para el camino de regreso.

Como dije, Carcassonne fue nuestra meta a la ida y, habiéndola alcanzado, nuestro punto de partida al volver. Como era de suponer, repetimos el paso por las más de ochenta esclusas, el saludo a los tripulantes de otros barcos y echamos amarras para dormir unas tres veces más.


¡¡Aaahhh!!... ¡Pero qué lindo viaje! La verdad es que espero que les haya gustado tanto como a mí.

Apenas tocamos puerto, hicimos la entrega del barco a la empresa que nos lo alquiló, nos depedimos de los demás y Guido, mis hijos y yo continuamos con rumbo a París. Pero ésta es otra historia, que ya les contaré después. Por ahora, quisiera dejarlos con las impresiones de este bonito canal, desearles unas muy buenas noches y un súper fin de semana. La próxima vez, volveré con las fotos restantes y, sin falta (¡prometido!), con un proyecto creativo.

Un fuerte abrazo, que descansen y nos vemos en un día o dos... Bye!

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